EN QUILCA POR LA TARDE

Después de unas semanas de estudio encerrado en la comodidad de mi hogar, decidí salir a intoxicarme un poco, solo un poco nada mas, como para no perder la costumbre.
Ese DIA tenia cita en rehabilitación física en el hospital, a la cual iba para corregir la Sifosis o Escoliosis (no recuerdo bien solo se que la palabra termina es "osis"), de la que por cierto ya estoy curado, pero aun sigo yendo a las terapias pues la trapista o terapeuta (igual da, ustedes entienden) esta muy buena en todo el sentido de la palabra. Además me deja la espalda relajada después de desatar los nudos que se forman en ella, por las malas posturas a las que esta acostumbrado mi cuerpo. Al terminar cada sesión llego a la conclusión que la próxima flaca que tenga deberá ser masajista, kinesióloga o algo así.
Al terminar mi sesión del día y estar súper relajado, camine al paradero mas próximo, saque la cajetilla de cigarrillos lucky que le gorree a mi amiga, aduciendo que eso le haría daño; recuerdo que ella me respondió con una sonrisa, pues pensaba que lo hacia por que me preocupaba por ella, si en verdad si me importa ella, pero en este caso en particular lo hice porque no tenia dinero para comprarlos y por mi creciente adicción a esos 7 Mg. de monóxido de carbono que contienen y me relajan.
Encendí el primer cigarrillo de la tarde esperando el vehículo que me llevara a mi próximo destino ( por cierto, ese día tenia la garganta irritada por la toz que me jodio la noche anterior, pero quise pensar que la nicotina tenia propiedades curativas que me sanarían por completo)
Después de descender de un micro que me dejo en la plaza Bolognesi, oí al unísono los gritos de dos cobradores , que competían por llenar sus vehículos con pasajeros; el destino de la cambie asesina era Quilca, no lo pensé mucho y subí al vehículo. Hace mucho no iba por Quilca además unos días antes había leído un cuento de Galarza titulado "Abel" y en el mismo, hace referencia del histórico cultural "BAR QUEIROLO", el cual se encuentra ubicado en una esquina de Quilca, y por otra parte tenia pensado comprar un libro.
Llegue a Quilca después de Granputear al cobrador por no querer aceptar mi carné de medio pasaje el cual por cierto había vencido unos meses atrás, no soy de reclamar cuando me cobran un par de céntimos mas por eso a veces pretenden agarrare de lorna y me quieren cobrar mas de lo debido, pero esta vez solo tenia dinero para comprar el ultimo libro de Daniel Alarcón y despejarme por unas horas de mi monótona vida.
Encendí el segundo cigarrillo de la tarde cuando el sol aun intentaba cegarme con sus rayos ultravioletas (aunque ultraviolentos suena mejor, me hace recordar una muy buena canción antigua), entre al boulevard de la cultura en busca del ultimo titulo de Alarcón, Pero tope con la ingrata sorpresa de que su precio era mayor al provisto en mi anoréxica billetera, así que tras darle una rápida leída a la contratapa del libro lo deje en su sitio.
El Dueño me observaba con cara de: "este huebon solo viene a mirar carajo", así que pregunte por un autor que solo existe en mi mente, pero al parecer el vendedor se dio cuenta de mi jugada y me respondió que si lo tenia y que si quería que lo trajese, a lo que respondí con una sarcástica mirada diciendo que no, que solo estaba preguntando.
Salí del boulevard y me cruce con dos chiquillas con pinta d Punk's ( de esas que son pura pose y no saben nada de nada de lo que es el punk), que comenzaron a reírse en mi cara no se porque, quizás por mi ropa formal o mi cara de pavo, la verdad no les di importancia y seguí adelante encendiendo el tercer cigarrillo de la tarde que poco a poco se convertía en noche pues el sol empezaba a ocultarse entre las calles grises de Lima la - aun en ciertas partes - Horrible.
Tras caminar unos cuantos pasos entre a una de esas tiendas de textos usados y revistas antiguas. Pregunte si tenían los primeros números de "ETIQUETA NEGRA", una revista en la que leí por primera vez a Galarza, ahí también descubriría a Santiago Roncagliolo y Daniel Alarcón: "los poetas malditos de nuestra época", así los llamo yo aunque quizás el que se asemeja en algo a las temáticas de Rimbaud, Voudelare y Malarme sea Galarza.
Para mi mala suerte solo tenían números de un año atrás que en su mayoría ya poseo y personalmente creo que los primeros números son mejores pues traen la esencia con la fueron creadas dichas revistas. Aun busco el primer numero de Etiqueta Negra, como también el de "Selecciones" El cual creo es casi imposible de conseguir pues Selecciones se ha escrito desde siempre, creo que hasta mama lo leyó cuando niña, Quizás Algún día los encontrare.
Después de pasar un vistazo a las revistar tratando de no incendiar ninguna con mi pucho y luego de hacer unas cuantas preguntas al dependiente de la tienda que casi siempre es algún profesional sin trabajo por su edad avanzada que lo hace inservible en nuestra sociedad, salí de la tienda de Textos antiguos y revistas pasadas
Pase frente al Queirolo y como vi que estaba repleto desistí de entrar, así que seguí de largo, nuevamente encendiendo el cuarto Cigarro de la Ahora joven noche, iluminada por los nuevos faroles que estrenaba un tramo de Quilca, solo remodelada por los negocios con ansias de parecerse a la calle de las pizas de Miraflores
Al final Quilca desemboca en la plaza San Martín, llena de gente de todas las razas y condiciones sociales, entre turistas Gringos que se asombran por cualquier estupidez que ven, universitarios, trabajadores del estado, prostitutas caletas y bohemios. Camino por el medio de la plaza y me detengo al costado de una banca vacía por un momento para encender mi quinto cigarrillo, expulso el humo de mis pulmones y observo a toda la gente a mi alrededor, cada quien con su historia en los bolsillos. Yo quisiera estar en la mente de cada uno de ellos por un momento, saber que piensan, que piensan de sus vidas y que esperan de ellas, observo a una pareja y recuerdo a mi ex. Quisiera por ese momento estar en su cerebro para saber por que rompió conmigo, pero esas son cosas que uno no logra entender mas si asimilar con el tiempo, ella ya no es mas un recuerdo lacrimógeno pero aun siento nostalgia por momentos compartidos.
Después de rodear la plaza repleta de gente vuelvo a Quilca. No sin antes percatarme de un Hombre de azul (serenazgo o guachimán como quieran llamarlo) Riendo con una pierna enyesada, sentado en una silla de ruedas y llevado por su compañero. Me rió por la ironía que me causa ese personaje, acaso correería detrás del piraña que le arrebate la billetera a algún gringo desprevenido, el solo será un observador mas entre la multitud, postrado en su -no se si cómoda o no- silla de ruedas.
Al volver a Quilca me tope nuevamente con las dos chicas punk´s, esta vez me di cuenta que una de ellas era bastante simpática y el look de chica punk le quedaba demasiado bien, la otra era buena gente (así es como les dicen a las no tan agraciada para no herir sus sentimientos), al pasar por mi lado la buena gente empujo a su amiga hacia mi- clásica chibolada para joder a terceros- la otra choco conmigo y se rió en mi rostro nuevamente yo solo atiene a hacerme a un lado y seguí caminando. Por un momento me hubiese gustado ser como mis broders los tiburones , esos que se gilean a cualquier flaca con frases estúpidas y que casi siempre les ligan, pues la chica como dije antes era simpática.
Después de pensarlo un poco me detuve y di la vuelta en busca de las féminas con la ilusa idea de buscarles conversación con alguna frase estúpida o quizás pidiéndoles la hora, camine algo distante a ellas tratando de no perderlas de vista, pero al llegar a la plaza San Matin, las perdí de vista entre la multitud. Creo que de haberlas alcanzado tampoco me hubiese atrevido a hablarles pues la verdad soy algo tímido con las mujeres, el agarre no es lo mío, soy algo conservador, medio romántico, un huebon como dirían mis amigos.
Con un sabor amargo en mi boca encendí un cigarro mas de mi caletilla ya casi vacía y volví por Quilca nuevamente, era la cuarta vez en esa tarde que pasaba por ahí, observe el bar Queirolo nuevamente y seguía repleto de gente, me pregunte por que había tanta gente ahí, quizás algún novel literato presentaba su libro, no lo sabia y no me importaba averiguarlo, nunca me gusto entrar a lugares atiborrados de gente así que me resigne a irme de Quilca sin entrar al bar.
Seguí caminando hacia el paradero, acababa de encender mi penúltimo cigarrillo cuando pasaba por un grupo de punks (esos que andan con casacas de cuero, pircing en los orificios nasales el cabello parado y casi siempre en completo estado de drogadicción y cuando les preguntas algo solo atinaba a decir: "punks not dead") -que reloco debí haber estado alguna ves para querer ser como ellos- De pronto me abordo una chica punk con el cabello teñido de rosa, el aliento a ron de ferretería y las manos amarillentas y callosas, me pidió una probada de mi cigarro, no dude y se lo regale, No se lo iba a pedir después que lo probase no?, además no soy tan duro y era un simple cigarro no un wiro como para pasarlo de boca en boca, La chica punk de cabellos rosa, se retito sonriéndome y diciendo gracias arrastrando las palabras y volvió con su grupo de amigos consumido por las drogas y el alcohol. Revise mi cajetilla para ver si aun quedaba algún cigarro y para mi suerte aun. si. aun quedaba uno con el cual esperaría por mas de media hora en el paradero un carro que me lleve a mi hogar, mi "dulce" hogar a seguir con mi vida rutinaria.... .

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